LA SIGNIFICACION DE LA AUTONOMIA UNIVERSITARIA. Por: Jorge Díaz Piña
En Venezuela, luego
del simbólico decreto del Libertador sobre la autonomía de la
universidad para liberarla de su sujeción clerical-colonial, la
autonomía es efectivamente reivindicada (.....) Autonomía que es
menguada por su posición opositora a los gobiernos de entonces (la
oposición de hoy), con la aprobación de la Ley de Universidades en
1970 vigente y, luego reivindicada con rango constitucional en 1999 por
el gobierno del presidente Hugo Chávez, para propiciar su
reinstitucionalización.
La autonomía universitaria es parte de un imaginario social ( C.
Castoriadis) adosado por el pensamiento liberal clásico (W. von
Humbolt) a la universidad en tanto institución,“el Estado debe
permanecer siempre consciente del hecho de que precisamente estos
centros llevan a cabo lo que él no es capaz de realizar y que, incluso,
su intervención puede llegar a constituir un obstáculo” (Humbolt en La
situación de la universidad.) Para entonces, era un alto funcionario del
Estado alemán impulsor de la reforma educativa.
Argumentaba que los centros universitarios: “liberados de toda forma
estatal, no son más que la vida espiritual de los hombres, a quienes
las condiciones exteriores o un impulso exterior empujan hacia la
ciencia y a la investigación” (Ob. cit.). Esto se conjugaba con el
rechazo a la instrumentalidad: “El Estado no debe tratar a sus propias
universidades ni como gimnasios ni como escuelas especializadas, y no
debe utilizar a la propia academia como si fuese una comisión técnica y
científica” (Ob. cit.), y sostuvo que si alguien producía algo
obedeciendo el mandato de otro “podremos admirar lo que hizo, pero
despreciaremos lo que es” (Humbolt citado en Chomsky en Sobre democracia
y educación)
La autonomía universitaria simbolizó una espacialidad
institucional ( no un mero espacio o territorio) que semiotizó una
relación “dentro-fuera” con el Estado y la Sociedad Civil (ámbito de los
intereses económicos para entonces) que ha operado como identificación
institucional de manera imaginaria y mítica : ”espacio que vence las
sombras”, “templo del saber y la ciencia”, “territorio libre del
pensamiento crítico”, etcétera.
No obstante, esa autonomía inicial la perdió cuando cedió
instrumentalmente ante el cerco del Estado burgués que dejó de ser
retóricamente liberal, y del mercado laboral que se desarrolló y
fortaleció reduciéndola a ser primordialmente formadora de los
profesionales o fuerza de trabajo requerida para atender las necesidades
reproductivas del capital presentadas como de la sociedad en general.
Necesidades re-productivas del capital que se tradujeron también
como pautas de una lógica o racionalidad (la Razón Instrumental) “neutra
y aideológica” para pensar y actuar científica y tecnológicamente en
las universidades que las aceptaron acríticamente pese a su protección
autonómica.
El gesto más simbólico que reivindicó socioculturalmente la
autonomía de la universidad para “Latinoamérica” ( mejor
Indoafrolatinoamérica) fue la Reforma de Córdoba (1918) en su lucha
contra el orden oligárquico-clerical que la sujetaba.
En Venezuela, luego del simbólico decreto del Libertador sobre la
autonomía de la universidad para liberarla de su sujeción
clerical-colonial, la autonomía es efectivamente reivindicada y
legalmente reconocida luego del derrocamiento del dictador Pérez Jiménez
en 1958 por su participación decisiva en esa gesta. Autonomía que es
menguada por su posición opositora a los gobiernos de entonces (la
oposición de hoy), con la aprobación de la Ley de Universidades en 1970
vigente y, luego reivindicada con rango constitucional en 1999 por el
gobierno del presidente Hugo Chávez, para propiciar su
reinstitucionalización.
Se pudiera concluir que la vigencia institucional de la autonomía
universitaria, en tanto condición imaginaria instituida o
reinstituyente de la universidad frente a sus relaciones con el
Estado, con los intereses y lógica capitalistas o con los del pueblo, y
con la democracia universitaria misma, dependerá de la correlación de
fuerzas a favor o en contra de la significación hegemónica
contextualizada sociohistóricamente que se le asigne. De aquí la
importancia de la lucha por su significación.
Correo: diazjorge47@gmail.com
http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/182880
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