Ago-2017.
El aumento del ateísmo en el mundo
llevó a Rachel Nuwer a consultar con expertos en sociología y
psicología sobre el futuro de las religiones.
Rachel Nuwer
26-ene-2015
(Inicialmente publicado en BBC Mundo).
El ateísmo está en alza en todo el mundo. ¿Significa esto que la espiritualidad pasará pronto a ser algo del pasado?

“Hay muchos más ateos en la actualidad que nunca antes, tanto en
números absolutos como en porcentaje sobre el total de la Humanidad”,
explica Phil Zuckerman, profesor de Sociología y Estudios Seculares en
el Pitzer College, Estados Unidos.
Según una encuesta internacional de Gallup realizada entre más de 50.000
personas de 57 países, el número de personas que se consideran
religiosas descendió del 77% al 68% entre 2005 y 2011.
El número de quienes que se consideran a sí mismas ateos aumentó un 3%, hasta representar el 13% del total.
A pesar de que quienes declaran que no creen en ningún dios
ciertamente no son la mayoría, ¿será que esta tendencia es un pronóstico
de que la fe en una divinidad en el futuro pasará a ser algo del
pasado?
Es imposible predecirlo pero al examinar lo que sabemos de la religión podemos encontrar pistas de lo que puede pasar.
Parte del atractivo de una fe es que ofrece seguridad en un mundo
incierto, de manera que no es sorprendente que las naciones con mayores
índices de ateísmo tienden a ser aquellas que proveen a sus ciudadanos
con una estabilidad económica, existencial y política relativamente
alta.
Japón, Reino Unido, Canadá, Corea del Sur, Holanda, República Checa,
Estonia, Alemania, Francia y Uruguay son países en los que la religión
era muy importante hace apenas un siglo, pero en los que en la
actualidad las tasas de creyentes se sitúan entre las más bajas del
mundo.
En todos estos países hay sistemas educativos y de seguridad social
fuertes, baja desigualdad social y sus ciudadanos son relativamente
ricos.
“La gente tiene menos miedo de lo que pueda pasar”, dice Quentin
Atkinson, psicólogo de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda.
No obstante, el descenso del número de personas creyentes se produce
incluso en países que son todavía muy religiosos, como Brasil, Jamaica o
Irlanda.
“Pocas sociedades son hoy en día más religiosas de lo que eran hace 40 o 50 años” dice Zuckerman.
Naturaleza y sobrenatural.
El descenso en creyentes, sin embargo, no significa la desaparición de
las religiones, explica Ara Norenzatan, psicóloga social en la
Universidad de British Columbia, en Canadá, y autora de “Big Gods”.
La seguridad existencial es más falible de lo que a veces parece. De
repente, todo puede cambiar: un accidente puede matar a un ser querido;
un huracán puede destruir un pueblo; un doctor puede darnos un
diagnóstico fatal.
Los estragos del cambio climático que se esperan para los próximos
años, así como la escasez de recursos naturales y el sufrimiento que
todo esto puede generar, podría potenciar la religiosidad.
“Por alguna razón, la religión parece darle significado al
sufrimiento, más que cualquier ideal o creencia secular que conozcamos”,
dice Norenzayan.
Ese fenómeno de religiosidad repentina se ha observado en casos como
el terremoto de Christchurch, Nueva Zelanda, en 2011: en ese lugar hubo
un alza en la fe, mientras que el resto del país se mantuvo tan
incrédulo como de costumbre.
Cuando haya paz en el mundo.
Sin embargo, incluso si los problemas del mundo se solventaran de
forma milagrosa, y todos viviéramos vidas pacíficas en igualdad, la
religión probablemente sobreviviría.
Esto se debe a que parece haber un espacio con la forma de un dios
en la neuropsicología humana, resultado de una peculiaridad en nuestra
evolución.
Para entenderlo hay que conocer la teoría del “proceso dual”, que
describe dos formas básicas de pensamiento, conocidas como el Sistema 1 y
el Sistema 2.
El Sistema 2 evolucionó hace relativamente poco. Es la voz en
nuestra cabeza, el narrador que parece no callarse nunca, que nos
permite planificar y pensar de forma lógica.
El Sistema 1 es intuitivo, instintivo y automático. Estas
capacidades se desarrollan en los humanos independientemente de dónde
hayan nacido. Son mecanismos de supervivencia.
Este sistema nos proporciona, por ejemplo, una repulsión innata a la
carne podrida, nos permite hablar nuestra lengua materna sin pensarlo
mucho y le da a los bebés la capacidad de reconocer a sus padres y
distinguir entre objetos con o sin vida.
Además, hace que tengamos una tendencia a buscar patrones para
entender mejor el mundo, y a encontrar un significado a sucesos
aparentemente arbitrarios, como los desastres naturales y la muerte de
seres queridos.
Y, según algunos investigadores, es el que abrió el camino para que las religiones evolucionaran y se perpetuaran.
El Sistema 1 nos lleva a ver las cosas de forma dual, de forma que
nos cuesta ver a nuestro cuerpo y nuestra mente como una única unidad.
Esta tendencia nace muy temprano: los niños de todas las culturas se
inclinan a creer que tienen un alma inmortal: que su esencia o
personalidad existió en algún lugar antes de su nacimiento y continuará
existiendo por siempre.
Y esta disposición se asimila fácilmente con muchas de las
religiones existentes, o -con algo de creatividad- se presta para
construir nuevas.
Píldora difícil de tragar.
Por todas estas razones, los investigadores creen que la religión es
un “producto secundario de nuestra disposición cognitiva”, explica
Robert McCauley, director del Centro de la Mente, el Cerebro y la
Cultura de la Universidad de Emory, en EE.UU., y autor de “Por qué la
religión es natural y la ciencia no”.
“La ciencia es cognoctivamente antinatural, y es difícil. La
religión, en cambio, es algo que casi no tenemos ni que aprender pues ya
lo sabemos”.
“Hay evidencia de que el pensamiento religioso obedece a la ley del
menor esfuerzo; se tendría que cambiar fundamentalmente algo en la
humanidad para deshacerse de la religión”.
En contraste, la ciencia -el sistema preferido de muchos ateos y no
creyentes para intentar entender el mundo natural- trata de corregir los
sesgos del Sistema 1, dice McCauley. Pero, agrega, es una píldora
difícil de tragar.
Debemos aceptar, por ejemplo, que la Tierra gira, así no lo
sintamos, aún viviendo en ella; debemos adoptar la idea de que la
evolución es completamente indiferente y que no hay ningún propósito o
plan para el Universo, así nuestra intuición nos diga lo contrario.
Tampoco nos queda fácil admitir que nos equivocamos y aceptar que la
verdad como la comprendemos constantemente está cambiando a medida que
surgen nuevas pruebas empíricas, y todo eso es imprecindible para la
ciencia.
Fantasmas y deportes.
Curiosamente, muchos en todo el mundo que dicen no creer en un dios
muestran tendencias supersticiosas, como la creencia en los fantasmas,
el karma, la telepatía o la reencarnación.
Además, los no creyentes a menudo dependen de cosas que pueden ser
interpretadas como sustitutos de la religión -equipos de deportes, yoga,
instituciones profesionales, la Madre Naturaleza, etc.- como guías de
sus valores.
“Parecería como si tuvieramos un espacio conceptual para el pensamiento
religioso que si no se llena con una religión, brota de maneras
sorprendentes”, concluye Barrett.
La religión, además, promueve la cohesión grupal y la cooperación.
La amenaza de uno o varios dioses poderosos que vigilan que nadie se
salga de lo establecido seguramente ayudó a mantener el orden en las
sociedades.
“Si todo el mundo cree que el castigo es real, esto puede ser funcional para los grupos” dice Atkinson.
Cuestión de números.
Finalmente, las matemáticas también están del lado de la permanencia
de la religión: las personas religiosas tienden a tener más hijos que
las que no lo son.
Si consideramos que los hijos suelen seguir a sus padres en estos
aspectos, un mundo totalmente secularizado parece una posibilidad aún
menos factible.
Por todas estas razones psicológicas, neurológicas, históricas,
culturales y lógicas, los expertos creen que la religión nunca
desaparecerá. La religión, así sea mediante el miedo o el amor, es muy
exitosa a la hora de perpetuarse.
E incluso si perdemos de vista a los dioses cristianos, musulmanes e
hindúes, es muy probable que prevalezcan las supersticiones y el
espiritualismo.
Cuando enfrentemos una guerra nuclear o el choque inminente con un cometa, los dioses aparecerán.
Comentarios
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http://www.sindioses.org/sociedad/desaparecera-religion.html
Mi Comentario.
Aparte de todo lo que expone el autor de la investigación, con los
comentarios acertados de los especialistas… Yo me quedo y destaco esta
ultimo párrafo que para mi es un axioma:
- “La religión, además, promueve la cohesión grupal y la
cooperación. La amenaza de uno o varios dioses poderosos que vigilan que
nadie se salga de lo establecido seguramente ayudó a mantener el orden
en las sociedades”.
- “Si todo el mundo cree que el castigo es real, esto puede ser funcional para los grupos” ,
A mi entender, cuando en nuestra evolución histórica, la de la humanidad
me refiero; un grupo “x”, se dio cuenta que de que a través de la
superstición y la espiritualidad podían dominar y manipular a sus
semejantes… fue el momento en que se dividió la humanidad, entre
opresores y oprimidos… entre oligarcas explotadores y los pueblos
trabajadores.
Analizando y desglosando la historia, nos damos cuenta de la gran
cantidad de guerras a que ha estado sometida la humanidad y los pueblos
por causa de las religiones… Las creencias religiosas de los romanos,
persiguiendo a cristianos; Los cristianos del imperio Bizantino en lucha
contra el Imperio otomano (musulmanes); La guerra santa de Mahoma; Las
Cruzadas, etc. etc.
Por eso, el gran Carl Marx ya lo decía… “La religión es el opio de los pueblos”.
A través de ella y su intensa difusión, las monarquías, las oligarquías y
el gran capital han tenido sometidos a los pueblos en pos de su
explotación.
La inquisición en Europa, sobre todo en España, entendió que a través
de la ignorancia y prohibiendo y persiguiendo la ilustración y la
ciencia en la edad media, podrían mantener a los pueblos en una
permanente opresión, en coordinación con las oligarquías…
Ya nuestro Generalísimo Francisco de Miranda sufrió sus persecuciones,
el mismo Padre Libertador Simón Bolívar fue excomulgado por la “santa
iglesia católica romana y apostólica” y hasta el mismo Galileo Galilei
fue vilmente sancionado por sus estudios y propagación de la ciencia…
“Y SIN EMBARGO SE MUEVE”,
dijo Galileo en su oportunidad ante la arremetida contra su persona por la nefasta inquisición.
Por ultimo, el régimen nazi es globalmente conocido por las millones de
victimas que causo en Europa, victimas que provenían de todos los
aspectos de la vida social, cultural y política… Y actualmente
cualquiera con tendencias y pensamientos nazi-fascista es reprobado y en
muchos países son penados con cárcel.
La guerra Santa de Mahoma, causo miles de victimas en el medio oriente y en la misma Europa…
Y peor aun, el cristianismo fue el causante y ejecutor de millones de
victimas en Europa y en nuestra América, donde desaparecieron
(asesinados) millones de indígenas, victimas de un genocidio
planificado;
Y sin embargo, actualmente muchos gobiernos y entes particulares
siguen inculcando esos pensamientos religiosos en nuestros pueblos, que
han sido causantes de millones de victimas a través de los tiempos.
MISTERIOS DE LA CIENCIA…?
“Hay evidencia de que el pensamiento religioso obedece a la
ley del menor esfuerzo; se tendría que cambiar fundamentalmente algo en
la humanidad para deshacerse de la religión”.
—Robert McCauley, director del Centro de la Mente, el Cerebro y la Cultura de la Universidad de Emory, en EE.UU
Evangélicos chilenos rezando tras terremoto en Tacna. Los desastres
naturales han llevado al ser humano a refugiarse en entes sobrenaturales
sin importarle la realidad de su existencia.
Iglesia
convertida en biblioteca en Sevilla, España. En muchos países europeos
el avance del agnosticismo y el ateísmo están dejando desocupadas
las iglesias.